Una oraciòn urgente

La Palabra de Dios nos insta a orar por las autoridades, por los que estàn en eminencia, por aquellos que gobiernan, para que vivamos en quietud, reposadamente, en paz.
¿Pero, què sociedad que abandona a Dios puede estar en paz? Sin embargo, por la oraciòn de la Iglesia, de los seguidores de Cristo, de aquellos que han puesto su confianza en Dios, èste es capaz de trastornar los planes de las tinieblas en contra de un paìs, de una o màs naciones.
Nuestra oraciòn en este momento, es màs que oraciòn, un clamor. Clamamos a Dios para que de alguna manera que sòlo El puede encontrar, ponga al menos una pizca de humildad en la presidente, en los ministros del gabinete nacional y asì la soberbia pueda dar lugar a la humildad, la agresiòn, la crìtica destructiva, los insultos puedan dar lugar a una actitud de respeto al otro.
A respetar las ideas aunque no coincidan con sus ideologìas o puntos de vista. A reconocer que el paìs no es sòlo de los que votaron un gobierno o un partido, sino de todos, y que se debe buscar el bien comùn.
Clamamos a Dios por su urgente intervenciòn en el gobierno nacional, en los lìderes de las entidades del campo.
Oramos para que Argentina no pierda el tren de la historia en un momento que el mundo entero necesita alimentos (granos) que nuestro paìs puede producir y vender.
Pedimos a Dios misericordia, que ponga un freno a esta escalada de violencia. Confiamos en su soberana voluntad. Esperamos en El, pase lo que pase.
Bendecimos la Argentina, paìs que amamos.

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