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Mostrando entradas de octubre, 2010

El fútbol y la ley de matrimonios del mismo sexo

Por Dante Gebel Los argentinos siempre nos creemos los ganadores morales de todos los campeonatos. Si salimos subcampeones, nos robaron la final. Si volvemos suspendidos del mundial por un análisis positivo a nuestro jugador estrella, seguramente nos la tenían jurada y la mafia del fútbol no permitió que nos llevemos la copa. Si nos gana Alemania en buena ley, ya sea porque son mejores jugando (o porque en definitiva el fútbol no es más ni menos que un deporte donde a veces se gana y a veces se pierde), merecíamos ganar pero el pulpo alemán nos vaticinó en contra. Digo esto a propósito de la aprobación de la ley de matrimonio igualitario en la Argentina, donde a partir de ahora los homosexuales pueden casarse y tener el derecho de adoptar. Sobre esto, pienso lo que obviamente debemos pensar los hombres de Dios: es una clara aberración, un retroceso (aunque los periodistas que la van de “progres” tienen el doble discurso hipócrita de llamarlo “avance de un país democrático” pero la may

Obediencia es más importante que los sacrificios

Génesis 25.29-34 relata cuando Esaú, el primogénito de Isaac, vende los derechos de su primogenitura a su hermano Jacob, a cambio de un guiso. "De esta manera despreció sus derechos de hijo mayor" , termina diciendo la Palalabra en el versículo 34. Luego en el capítulo 27 de Génesis, en los versículos 30 al 40, tenemos el dramático relato cuando Isaac, en los últimos minutos de vida está dispuesto para bendecir a sus hijos, y Jacob, de acuerdo a lo negociado con Esaú, recibe la bendición de la primogenitura, en cambio Esaú, lamenta su decisión y procura encontrar un momento para el arrepentimiento, procurando con lágrimas esto, pero no lo logra. En Hebreos 12.16 la Palabra es dura con Esaú y lo pone al nivel de un fornicario por vender su primogenitura a cambio de un plato de comida. Cuántas veces los hijos de Dios "negociamos" y entregamos a cambio de lo que el mundo o la carne nos ofrece, algo que le pertenece a Dios y luego los resultados son desastrosos. Alguno