“Este Mismo Jesús”
Devocional "Escribe mi palabra"
Por Reinhard Bonnke
“Este Mismo Jesús”
La gloria de Cristo será revelada nuevamente cuando Él regrese. No será la gloria de una fuerza poderosa sino la de la victoria de la Cruz. Él vendrá con la gloria del Padre alrededor de su frente marcada de espinas. Cuando Cristo regrese, será “Este mismo Jesús” que se fue al cielo con sus manos y sus pies perforados, el que será recibido “en casa de sus amigos”. Ese Cristo es el Cristo que ha de regresar – no un Cristo cuyas heridas fueron borradas y cuya muerte por los pecadores ha sido olvidada… sino un Cristo que aún lleva las marcas imborrables de la gracia. El Cielo y la Tierra lo conocen eternamente como El que fue Crucificado: “El Cordero inmolado desde el principio del mundo”. El Cordero que está sentado en el Trono será Rey.
¿Quién otro pagó por nuestros pecados con agonía y sangre? ¿Qué otro Salvador puede existir sino Aquél que llevó nuestras transgresiones y sufrió el castigo de nuestros pecados? Por fin, aquello que los griegos consideraban irracional y que fue piedra de tropiezo para los judíos – aquello que las personas no podían entender – será revelado. ¡Qué glorioso!
Si la gloria de Cristo hubiese sido meramente un resplandor, hubiese sido destruida en el Calvario. Y si hubiese estado basada en fama, éxito, riquezas o logros, hubiese llegado a su fin en el momento de aquella terrible agonía de la Crucifixión. La gloria de Cristo nunca va a desaparecer.
Coloque a Jesús en un pesebre rodeado de animales dentro de una cueva… y los reyes se postrarán ante Él. Envíelo a predicar caminando por las polvorientas calles de las aldeas de una tierra árida… y su gloria toca a todos aquellos que se le acercan. Herodes está preocupado, los gobernantes se reúnen para conspirar contra Él… pero las multitudes lo escuchan con entusiasmo y desean hacerlo Rey. Ellos ven la gloria de ese Predicador-Carpintero. ¡Tome su tiempo… abra su corazón… y busque Su gloria hoy!
Por Reinhard Bonnke
“Este Mismo Jesús”
La gloria de Cristo será revelada nuevamente cuando Él regrese. No será la gloria de una fuerza poderosa sino la de la victoria de la Cruz. Él vendrá con la gloria del Padre alrededor de su frente marcada de espinas. Cuando Cristo regrese, será “Este mismo Jesús” que se fue al cielo con sus manos y sus pies perforados, el que será recibido “en casa de sus amigos”. Ese Cristo es el Cristo que ha de regresar – no un Cristo cuyas heridas fueron borradas y cuya muerte por los pecadores ha sido olvidada… sino un Cristo que aún lleva las marcas imborrables de la gracia. El Cielo y la Tierra lo conocen eternamente como El que fue Crucificado: “El Cordero inmolado desde el principio del mundo”. El Cordero que está sentado en el Trono será Rey.
¿Quién otro pagó por nuestros pecados con agonía y sangre? ¿Qué otro Salvador puede existir sino Aquél que llevó nuestras transgresiones y sufrió el castigo de nuestros pecados? Por fin, aquello que los griegos consideraban irracional y que fue piedra de tropiezo para los judíos – aquello que las personas no podían entender – será revelado. ¡Qué glorioso!
Si la gloria de Cristo hubiese sido meramente un resplandor, hubiese sido destruida en el Calvario. Y si hubiese estado basada en fama, éxito, riquezas o logros, hubiese llegado a su fin en el momento de aquella terrible agonía de la Crucifixión. La gloria de Cristo nunca va a desaparecer.
Coloque a Jesús en un pesebre rodeado de animales dentro de una cueva… y los reyes se postrarán ante Él. Envíelo a predicar caminando por las polvorientas calles de las aldeas de una tierra árida… y su gloria toca a todos aquellos que se le acercan. Herodes está preocupado, los gobernantes se reúnen para conspirar contra Él… pero las multitudes lo escuchan con entusiasmo y desean hacerlo Rey. Ellos ven la gloria de ese Predicador-Carpintero. ¡Tome su tiempo… abra su corazón… y busque Su gloria hoy!
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