En El todo, fuera de El, la nada

Mirando un poco a nuestro alrededor vemos la situación de la sociedad. En ella la familia, su célula básica, se encuentra vapuleada, menoscabada, ridiculizada, haciendo frente como "familia tradicional" (así es etiquetada) a otros modelos que nada tienen que ver con el modelo de Dios.

Matrimonios que se divorcian, se separan, hijos desbandados, desprotegidos, que ruedan por la vida sin control, huérfanos de contención, de límites, de amor, de disciplina. Carentes de estímulos, de proyectos, de sueños, siendo "pan" para todo tipo de ofertas que el mundo les da, que terminaràn destruyéndolos y haciéndolos viejos antes de tiempo.

"En una sociedad que se cae a pedazos", como dijo un pastor hace unos días,la Iglesia de Cristo marca la diferencia. Por eso sabemos que fuera de Cristo la vida no tiene sentido, fuera de Cristo no hay esperanza, ni amor, ni futuro. No hay paz, proyectos, sueños, no existe el verdadero amor fuera de Cristo, porque Dios es amor y se reveló en la persona de Jesucristo.

Jesùs dijo yo vine para que tengan vida. Es claro, si Él es el autor de la vida! Pero agregó "y vida en abundancia"; una vida abundante, una vida rebosante, una vida plena, de realizaciones, de alcanzar los propósitos que Dios tiene para cada persona.

He visto "jóvenes viejos". Tienen 20 o 25 o 30 y ya parecen viejos. Andan con la cara por el piso, sucios, mal vestidos, descuidan su aspecto, su vocabulario es de queja y maldiciones al por mayor.

He visto "viejos jóvenes" no por cómo se visten o porque adopten el estilo de los jóvenes, sino por su espíritu, por la onda que transmiten. Son personas que tienen proyectos, que no andan quejándose de los huesos o sacando a relucir a cada rato los dolores y enfermedades que puedan tener encima.

Tienen sueños, sonríen, juegan con sus nietos..., piensan en los demás, tienen futuro. No son viejos.

Da la casualidad que estos últimos son personas que tienen a Cristo en su corazón. Y es que sólo así se puede vivir con alegría, dejando las tristezas y aflicciones donde las clavó Cristo: en la cruz, y no sacando esas mochilas pesadas de allí para andar por el mundo arrastrando los pies.

En Cristo hay esperanza para los matrimonios en crisis; en Cristo está la respuesta para las preguntas sin respuesta; en Cristo está la paz para la familia sin paz, en Cristo es posible vivir en este mundo inseguro y en bancarrota como si viviéramos en el mejor de los planetas, sólo en Cristo, sólo en El, fuera de El nada y en El TODO.

EB

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