Firmes constantes y en crecimiento


En la primera carta a los Corintios, en el capítulo quince, versículo cincuenta y ocho declara la Palabra de Dios: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”

Esta Palabra de ánimo para seguir firmes y constantes y creciendo pero no en cualquier sentido u ocupación, sino en el servicio a Dios, contiene tres palabras claves:

Firmes: es estar bien establecido, bien parado, fundamentado, arraigado y cimentado, es decir en la Roca que es Cristo, como una casa edificada en la roca, que sus cimientos penetran en la misma y allí están unidos con cemento.

Constantes: se avanza en una dirección, en dirección a la Visión de Dios para su Iglesia, sin prisa, sin andar atropellando pero sin pausa.

Creciendo: es el proceso de Dios en lo espiritual como lo es en el orden natural, vea un bebé, vea una planta.

Y el apóstol que fue el único que caminó sobre las aguas con Jesús: Pedro, en su segunda carta en el capítulo tres versículos diecisiete a dieciocho nos dice: “Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.”

Así que sabemos de antemano lo que viene para este mundo, sabemos de antemano –por la Palabra de Dios- lo que viene para la Iglesia. Pero nos dice: “guardaos”. Cuidado, peligro, cuídense de caer (de la Roca) por el error de otros, por el error de los inicuos, de los que practican la iniquidad.

Mas bien, nos insta a crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Estamos advertidos por la Palabra acerca de los acontecimientos futuros. Debemos cuidarnos mucho y no dejar que la gente malvada nos engañe. Si alguno se dejara engañar a pesar de estar advertido, dejará de creer firmemente en el Señor. Mejor es dejar que el conocimiento que nos da nuestro Señor nos ayude a ser cada vez mejores cristianos.

El mundo no tiene paz, la gente tiene miedo al futuro, incertidumbre por el futuro. Jesús nos dijo: “Les doy mi paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar.” (Juan 14.27). Jesús no dijo esto en medio de una fiesta, no lo dijo en medio de fuegos artificiales y sonido de trompetas, lo dijo a punto de ir a la cruz, lo dijo anticipando la persecución que vendría.

También nos adelantó que en este mundo tendremos aflicciones; sin embargo, El ha vencido al mundo (Juan 16.33). Y fue dicho en el mismo contexto, de persecución, de sufrimientos que vendrían para sus discípulos pero también de paz, de gloria, de bautismo del Espíritu Santo.

Así que debemos tener valor porque Jesús ya venció a los poderes malignos de este mundo, no debemos tener miedo. Y seguir adelante, creciendo, firmes, constanes, con ánimo, con alegría, con valentía.

EB

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