Los dos reinos

De acuerdo a la palabra de Dios existen dos reinos. Uno es el reino de las tinieblas cuyo príncipe es Satanás y el otro es el Reino de la Luz, donde reina Jesucristo.

Por más que la persona se declare atea o agnóstica o indiferente sea su aparente actitud frente a esta situación, la realidad es inmodificable, palmaria, total.

Así cada hombre o mujer se encuentra en uno de los dos reinos. O estás con Cristo o fuera de El.

En el reino de las tinieblas sus súbditos viven de acuerdo a esta ley: "Hago lo que quiero." En el Reino de la luz los cristianos hacemos "lo que Dios dice", esa es nuestra Carta Magna, hacer la voluntad de Dios.

En el reino del príncipe de este mundo el idioma habitual es la queja. Queja contra el gobierno, contra Dios, por el tiempo haga frío o calor, por los precios, quejas de los padres a los hijos y de éstos a los padres, etc. Queja: el idioma que se habla en el infierno.

En el reino de Dios el idioma es la Alabanza, gratitud, acciones de gracias. La Palabra nos aconseja dar gracias por todo siempre. Sí, por todo y siempre.

El salmo 145 contiene una serie detallada de acciones que comprenden "alabanza" palabra que en este caso es tehillah, viene del hebreo y que se pueden encontrar leyendo el salmo citado.

Nos edificamos unos a otros con una manera digna de hablar en la cual manifestamos un espíritu de agradecimiento y gozo. Más aún cuando levantamos alabanzas en el marco congregacional. Pero la Palabra no circunscribe el hablar este idioma solamente entre cuatro paredes, sino como un estilo de vida.

Es momento de abandonar un léxico indigno para los hijos de Dios. Arrepentimiento y apartarse de ese espíritu de queja es el mandamiento para ser perdonados, reconstruidos, fortalecidos en el poder de la Alabanza, rejuvenecidos.

El mundo se sorprenderá y pensará que estamos locos. Pero Dios recibirá la gloria que se merece y hará esas cosas entre nosotros que tiene preparadas desde antes de la fundación del mundo, cosas que ojo no vio, ni oído oyó ni se le ha podido ocurrir a nadie.

EB

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