Semillas, lágrimas, metegol, discipulado y risas.


Como la intención de esta página es darnos a conocer, hacer saber lo que Dios está haciendo en nuestra querida Esquel, brindamos ahora una especie de resumen para contar las experiencias que vivimos aquí sirviendo al Señor, proclamando su Palabra, formando discípulos.

Esta congregación comenzó con el ministerio a los niños. Con quienes perseveraron al paso del tiempo, ellos creciendo, ya casi como se les dice a los de la edad crítica: "adolescentes", (nosotros les decimos "jovencitos") con edades entre 12 y 15 años, llevamos adelante un discipulado con el material educativo que utiliza Congregación Cristiana, (producido por la Iglesia Rey de Reyes que pastorea el Rvdo. Claudio Freidzon).

Una vez a la semana nos encontramos, tenemos un tiempo de alabanza, de estudio de la Palabra, de oración. Los chicos siguen con gran entusiasmo y atención las lecciones, jugamos un rato al metegol. Ellos organizan el fixture, arman los equipos, (me ganan casi todos los partidos), levantamos una ofrenda voluntaria y después comemos y tomamos algo juntos.

Confieso que a veces los viernes a la tarde llego muy cansado por el trajín de la semana, incluso sin ganas de llevar adelante este encuentro. Pero al final, aunque el cuerpo siga cansado, mi rostro se transforma en radiante y alegre, me renuevo espiritualmente, me gozo al ver el crecimiento espiritual de estos chicos. Son líderes potenciales. Agentes de cambio en nuestra sociedad necesitada de sal y luz. También ellos están conociendo la realidad de la Iglesia cristiana de la cual forman parte, marco de contención espiritual, anímica y física, donde nos divertimos mucho y sanamente.

Una de las sanciones que hemos inventado es restar goles a los que pronuncian (queriendo o no) alguna palabra torpe. Una palabra sucia, un gol menos. Y es bueno que no lo hacemos religiosamente, también en medio de esto nos divertimos mucho, se dan situaciones muy risueñas.

Mientras tanto, otra "camada" de niños concurren todos los sábados a la Escuela Bíblica donde se les imparte la Palabra de Dios al nivel educativo que ellos requieren. Juegan, tienen un tiempo de canciones y de expresión artística a través del dibujo, la pintura o algún trabajo manual, como para fijar en algo tangible y en forma práctica la enseñanza del día. Lo más importante es que van conociendo a Cristo a través de su Palabra. Ellos son especiales y sus vidas están siendo apartadas para glorificar a Dios y vivir la cultura de su Reino.

Trabajamos con los adultos y la mayoría, por no decir todos, son mujeres hasta ahora. Algunas de ellas se congregan hace tiempo con gran esfuerzo y perseverancia, otras recientemente han comenzado el discipulado, luego de aceptar a Cristo como su Salvador. Nuestra oración es para que se complete la familia. Que todos vengan a Cristo.

Con gran hambre de Dios van recibiendo la ministración de la Palabra y aplicándola en sus vidas. La comparten con otros y de esa manera se cumple el discipulado.

En esta siembra esperamos cosechar. Porque el labrador (y yo lo fui muchas veces) cuando siembra, es porque tiene la esperanza de recoger el fruto. Recordamos la Palabra "irá andando y llorando el que siembra la preciosa semilla...", que nos habla de trabajo arduo, de lágrimas, de dolor también. Pero continúa este hermoso versículo: "...mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas." (Salmo 126:6).

Respecto a este versículo, la Biblia de estudio "Plenitud", (que recomiendo), dice: "En la Escritura, las lágrimas desempeñan un papel único en el crecimiento espiritual. Aquí descubrimos que cuando se siembra con lágrimas, no sólo se recogerá una cosecha espiritual, sino que ello dejará un espíritu de regocijo en el sembrador. Este pasaje, junto con otros en la Escritura que se relacionan con un espíritu sufrido, describe varios propósitos y funciones relacionados con lo que podría llamarse -el ministerio de las lágrimas-, un ministerio que Charles Spurgeon definió como la "oración líquida". Hay lágrimas de pena o sufrimiento (2 R. 20.5), lágrimas de gozo (Gn 33.4); lágrimas de compasión (Jn. 11.35); lágrimas de desesperación (Est. 4.1,3); lágrimas de agonía, o de parto (Is. 42.14); lágrimas de arrepentimiento (Jl. 12.13). Claramente, la pasión es necesaria en la guerra espiritual. (Nm 10.1-10/Ef 6.10-18)."

Gracias a Dios por los recursos que nos permite utilizar para alcanzar a otros. Seguramente si Jesús viviera hoy no vacilaría en jugar un rato al metegol con los niños, o un partido en el barro del potrero como el que ellos juegan todas las semanas y al que no lograron aún hacerme participar.

Qué bueno también que existan tantas formas de llevar el Evangelio. La creatividad espera ser dada a luz en nuevas estrategias, novedosas. Necesitamos aún tener mayor variedad, abarcar más aspectos de la vida humana para llegar con la vida abundante de Jesucristo.

Que el Espíritu Santo tome el control. Que el Reino de Dios siga extendiéndose hasta que Cristo vuelva. Que el fuego de su Amor arda en nuestros corazones y se eleve un perfume grato ante su Presencia. Que El se lleve toda la Gloria.


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