Dos virus mortales acechan a la vuelta de la esquina

El mundo, que aún no salió de la "crisis financiera global", enfrenta ahora la creciente amenaza de un virus que ya ha causado 150 muertes en México y se expande por otros países.

Mientras suben las acciones del laboratorio que fabrica un medicamento contra la gripe porcina, bajan las del petróleo y la soja, factores que golpearán negativamente en las arcas de la Argentina y de Chubut.

En la Argentina, estas situaciones se agregan a las muertes ocasionadas por el dengue pero oculta bajo la superficie mediática, siguen las 11 muertes diarias a causa del Mal de Chagas, (esto último, declaró Juan Carr hoy a los medios de prensa).

Entre las recomendaciones que brindan las autoridades, para prevenir el contagio o proliferación de estos virus, se coincide en la higiena diaria: el lavado de manos, no estornudar sobre otras personas, etc. Estas son cosas que todos deberíamos hacer, yo he visto a hombres que van al baño (donde trabajo por ejemplo), sea empleados, docentes o estudiantes, y no se lavan las manos luego de orinar o defecar! Y se trata de personas "cultas", (universitarias!), que tienen acceso al agua y al jabón y -por sobre todo- a la educación.

Los virus que se propagan rápidamente entre la población, lamentable y dolorosamente se cobran vidas humanas, vidas preciosas sin importar la raza, credo, edad o condición social. Vidas por las que un día Jesucristo murió colgado en un madero, personas por las que Cristo resucitó.

Los científicos aceleran la investigación y buscan encontrar antídotos para el dengue y la fiebre porcina.

Pero hay otro virus mortal que pulula entre nosotros día a día desde aquella tarde de ocio en el Huerto del Edén cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, (Génesis 3:1-19), e inspira la mayoría de los titulares de los diarios: el pecado.

El pecado de no tener en cuenta a Dios y dar culto a las criaturas antes que al Creador (Romanos capítulo 1: 18-32), de querer vivir como cantaba Frank; "a mi manera" en vez de vivir a la manera de Dios, de entender la vida como un paseo con licencia para buscar todos los placeres a cualquier costo, obviando el que un día tendremos que rendir cuenta ante el gran trono blanco. (Hebreos 4:13; Romanos 14:10-12; 1a. Pedro 4:5; Apocalipsis 20: 11-13).

El virus del pecado es un virus mortal. Recientemente, un joven esquelense que había conocido a Cristo, en los últimos años de su vida se entregó al pecado sufriendo en su cuerpo las consecuencias del mismo, contrayendo un virus incurable que lo llevó a la muerte. En este caso, damos gracias a Dios este chico hizo llamar a un pastor a que lo ayude, dado que él deseaba reconciliarse con Cristo, cosa que hizo, y murió.

Es que la paga del pecado es muerte. Ya en el capítulo 3 de Génesis todo se corrompe a causa del pecado y lo más importante, se rompe la relación de amistad entre el hombre y Dios, en el capítulo siguiente se da cuenta del primer homicidio en la tierra. En el capítulo 6 Jehová se arrepiente de haber creado al hombre...

Pero así como el salario del pecado es la muerte y por un hombre (Adán) entró la muerte en el mundo, el regalo de Jesucristo es vida eterna (Romanos 6:23)ya que por El vino la vida.

Una vida abundante, con propósito, con sueños, proyectos, con gozo y en paz. Una vida sana, fructífera, bendecida, próspera, alegre, y una vida que es factor de bendición para otros, una vida que refleja a Cristo, una vida saludable, que solamente en Cristo es posible.

Hoy es tiempo. Hoy escuchas su voz. Hoy miles de amenazas se ciernen a tu alrededor en este mundo convulsionado que no tiene paz. Es momento propicio para correr a Cristo, El consiguió en la cruz los antídotos para el virus mortal del pecado que ninguno puede darte, que ningún laboratorio puede fabricar: en sí mismo es el antídoto, al derramar su sangre en la cruz, al dar su vida en propiciación por nuestros pecados. Jesucristo es vida y es paz.

No demores en correr a El. Si aún no has recibido a Jesucristo como tu Señor y Salvador te invito a hacerlo ahora. Quizás esta oración refleje tu sentir en este momento, si es así, pronunciala en voz alta:

- "Señor Jesús, te doy gracias por haber muerto y resucitado en la cruz por amor a mí. Reconozco de todo corazón que soy un pecador que te necesita, que necesita tu perdón. Pido perdón por todos mis pecados que hice, pido que laves mi vida con la preciosa sangre de Cristo. Anota mi nombre en el Libro de la Vida ahora que te reconozco y recibo como mi Señor y Salvador personal. Prometo seguirte, viviendo una vida apartada del pecado, para servirte y glorificarte. Te doy gracias por tu perdón, por tu inmenso amor para mí. En el nombre de Jesús, Amén."

Si has orado así de corazón, ahora eres un/a hijo/a de Dios (Juan 1.12). Ora regularmente, lee la Biblia y busca un lugar donde se predique la Palabra de Dios y se manifieste su Presencia, para estar en comunión con los hijos de Dios.

Si ha sido de ayuda este artículo para tu vida, envíalo a tus amigos y envíanos un comentario.

(Al hacer click en el título, con el mouse, se abrirá un enlace conteniendo recomendaciones importantes en relación a la gripe porcina y un teléfono en Argentina para pedir más información como asimismo un blog).

EB

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