El proceso de Dios

En Hechos Cap.9 se relata la "conversiòn" de Saulo, aquel perseguidor de la Iglesia. En unos pocos segundos, cuando un resplandor lo rodeò, quedò ciego y cayò al piso, la vida de Saulo cambiò. Jesùs mismo le hablò. Entonces tuvo que ser llevado por otros, continuar el viaje a Damasco donde hizo ayuno por 3 dìas. Dios mandò a Ananìas que tuvo que vencer su temor inicial, para orar por la sanidad de Saulo.
Si nuestro hermano Pablo hubiera resistido en algùn punto de este proceso el obrar del Espìritu Santo, la historia hubiera sido distinta, si èl se hubiera echado atràs como hacen algunos cristianos hoy, Dios no hubiera podido trabajar en su vida ni encargarle ninguna misiòn como le fue encomendada y cuyos frutos podemos decir que se multiplican en nuestras vidas hoy, aùn en el siglo 21.
Vemos gente venir a Cristo, se conmueven, algunos aceptan la salvaciòn que El les ofrece con làgrimas, les decimos que sus nombres son escritos en el Libro de la Vida, y a veces estas personas no vuelven màs por la casa de Dios. O si no, cada tanto aparecen y asimismo desaparecen conforme van dando prioridad a sus compromisos y dejando para despuès, siempre "para despuès" la bùsqueda del Reino de Dios y su justicia.
Si un cirujano abriera el cuerpo para mirar adentro y luego cerrar y decirle al paciente: -"Vuelva dentro de 6 meses", dirìamos que esto no cabe en la cabeza de nadie, es una locura.Pues eso parecen pensar de Dios algunos. Vienen a Cristo con sus cargas, heridas emocionales, fortalezas mentales, amarguras, etc. El Espìritu Santo a travès de la ministraciòn de la Palabra comienza a trabajar en ellos. Vuelven a sus casas y a sus cosas, oramos por ellos y los esperamos para la pròxima convocatoria... no aparecen. ¿Què pasò? Interrumpieron el proceso de Dios. No dejaron que Èl continùe su trabajo. Volvieron a sus compromisos humanos y carnales, legìtimos muchos de ellos, pero que se juntan con miles de excusas y argumentos para apartarlos de Cristo y si continùan por ahì, llevarlos directamente al Infierno.
Es como aquel invitado a cenar, acabamos de servirle la entrada, no terminò de probarla y recibe una llamada a su celular. Entonces abandona nuestra mesa y se va. Despuès le anda diciendo a todo el mundo que en nuestra casa se come mal, ¡que se pasa hambre! Si se hubiera quedado en mi mesa le hubiera servido el corderito asado con papitas, zanahorias bien cocidas al horno, una ensalada con crema, un buen vino de Mendoza, y luego en la sobremesa: un rico postre. No se hubiera quedado con hambre.
Es verdad que Dios produce en nosotros tanto el querer como el hacer como bien escribiò nuestro amado hermano Pablo, pero dejèmoslo obrar, ¡hombre! ¡Dejemos al Espìritu Santo trabajar! Es verdad que aquel que comenzò en nosotros la buena obra, la perfeccionarà hasta el dìa de Jesucristo...debiera decir si nos dejamos en las amorosas manos de Dios, si dejamos que el alfarero continùe su trabajo... y no creo que vaya a ser condenado por lo que digo, està en el contexto bìblico.
Vos que leès y has comenzado apenas a caminar con Cristo, o que sabès que estàs en el proceso de Dios, no lo interrumpas, no dejes de congregarte, de buscar su Presencia, de comer su Palabra, no dejes de asistir al discipulado. Un verdadero discìpulo es como Cristo, El nos ha dejado ejemplo, no bajes los brazos, te aseguro en el Nombre de Jesùs que veràs la Gloria de Dios y los cielos seràn abiertos sobre tu vida y seràs salvo tù y toda tu casa.
Dios te bendiga grandemente.

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