Mayor atención y cuidado a la Palabra de Dios

Palabra basada en Hebreos capítulo 1 hasta capítulo 2, versículos 1 al 4.


Dios habló a los profetas, y a través de los profetas. Dios habló de muchas maneras. Desde una zarza que ardía y no se consumía, a Moisés, a través de sueños a José y a Daniel, en visiones en el caso del profeta Ezequiel, a través de ángeles al sacerdote Zacarías, y directamente a través de la Palabra allá en el principio, en Génesis cuando había hablado a Abraham.

El escritor de Hebreos dice que en estos postreros días, directamente nos ha hablado por el Hijo. El apóstol Juan declara: “EN EL PRINCIPIO ERA EL VERBO, Y EL VERBO ERA CON DIOS, Y EL VERBO ERA DIOS. ESTE ERA EN EL PRINCIPIO CON DIOS. TODAS LAS COSAS POR EL FUERON HECHAS, Y SIN EL NADA DE LO QUE HA SIDO HECHO, FUE HECHO.” (Juan 1.1-3).

Jesús mismo es la Palabra encarnada, El ES la Palabra, y como Hijo es el Heredero DE TODO, la causa por la que fue hecho el Universo entero, es Jesucristo.
De El declara el escritor sagrado:

1) Es el Heredero de todo,
2) Por quien Dios hizo el Universo,
3) Es el resplandor de la Gloria de Dios,
4) Es la imagen misma de Dios,
5) Es quien sustenta todo con su palabra poderosa,
6) Es quien con su sacrificio en la cruz lavó nuestros pecados
7) Es quien está sentado a la derecha del trono de Dios.

Cristo es superior a los ángeles porque es el eterno Hijo de Dios glorificado y exaltado.

Los ángeles son espíritus ministradores, están al servicio de Dios y de la Iglesia, son criaturas, es decir, han sido creados. Dios ES DESDE LA ETERNIDAD Y HASTA LA ETERNIDAD. Y reina eternamente y para siempre. Los ángeles son destacados como ministros de Dios pero son tan dependientes y perecederos como las fuerzas de la naturaleza: vientos, espíritus.

Dios es el creador de los cielos y de la tierra, inmutable, nunca cambia. Los ángeles sirven, Cristo reina.

Por eso es necesario que pongamos mayor atención, más diligencia, más dedicación, devoción, entusiasmo, y sobre todo obediencia a la Palabra de Dios, no sea que nos deslicemos como un barco que en medio de la tormenta tienen que tirar el ancla y lo ha perdido. El rumbo de ese barco y su destino final es incierto y muy probable el desastre total.

Esteban dijo a sus oyentes y en pocos minutos sus asesinos: Ustedes recibieron la ley por disposición de ángeles y no la obedecieron. (Hechos 7.53).
Sabemos que el que violaba la ley de Moisés, por el testimonio de dos o tres testigos moría irremisiblemente…

La desobediencia a una revelación transmitida por los ángeles era severamente castigada. La indiferencia ante la salvación traída por Jesucristo recibe un castigo mayor.

La grandeza de la salvación se confirma por tres hechos:

1) Fue anunciada por el Señor
2) Confirmada por los apóstoles
3) Testificada por el ministerio del Espíritu Santo a través de milagros, prodigios, maravillas señales y el repartimiento de dones a su Iglesia.

Este es un tiempo de gracia pero también es un tiempo de apostasía, debemos prestar cuidado, mayor atención a la Palabra y eso se traduce en una mayor devoción, en una mayor consagración y obediencia sin dudar a la Palabra de Dios.

La devoción significa concentrarse en un esfuerzo particular, un propósito o causa. Aquel que se consagra a Jesús, reconoce su humana propensión al desaliento y procura superarla.

La Escritura moldea su manera de pensar, le inspira a la oración, a esperar en el Señor y a invertir tiempo en la alabanza y la acción de gracias.

Prestále atención a la Palabra de Dios y a tu relación con Jesús.
Dejá que Jesús y su Palabra sean el fundamento y sostén de tus pensamientos.

Celebra diariamente que has ganado el acceso a Dios gracias a la sangre derramada de Jesucristo.

Acercáte cada vez más a Dios con un corazón y una fe sin manchas.
Reúnete a menudo con la gente de Dios para alentarla e instarla a la justicia.
Busca a Dios diligentemente. Cree que El te recompensará por ello.

Practica la alabanza paciente y persistentemente.

EB

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