Unànimes juntos y fue derramado el Espìritu Santo

En el capìtulo 2 de Hechos leemos que en la Fiesta de Pentecostès se cumpliò la promesa de Jesùs acerca de la venida del Espìritu Santo. Dice la Biblia, que los discìpulos estaban orando y de repente vino como un estruendo, como un viento recio que sacudiò toda la casa y se vieron algo parecido a lenguas de fuego que se ponìan en las cabezas de cada uno y que en ese momento fueron todos llenos del Espìritu Santo.

Lo primero que se escuchò entonces, es que comenzaron a hablar en otras lenguas, segùn el Espìritu les daba que hablasen.

De esa manera, los sorprendidos peregrinos que se encontraban para la fiesta religiosa, como por ejemplo romanos, partos, cretenses, àrabes, elamitas, y gente de pràcticamente todas las naciones, oyeron las maravillas de Dios en su propia lengua.

Me imagino de repente uno de los discìpulos acercarse al grupo de los cretenses y hablando las maravillas de Dios, declarando lo que El es y lo que hace, dando a conocer su Palabra en la lengua que estos isleños hablaban, con denuedo y valentìa.

Dice la Biblia que los creyentes estaban orando pero ademàs de eso estaban juntos, no se encontraban cada uno en su casa o en sus lugares privados. Y ademàs de estar juntos estaban unànimes. Estaban unànimes juntos. Se puede estar juntos pero no unànimes.

Tenìan el mismo sentir, el mismo pensamiento, compartìan la misma visiòn, los mismos anhelos, poseìan unanimidad intelectual, armonìa emocional y una sola voluntad en la iglesia recientemente fundada. El verbo original es homothumadon.

El Salmo 133, profètico èl, declara la hermosura de habitar los hermanos juntos y en armonìa porque es allì donde envìa el Señor bendiciòn y vida eterna. Por eso en la oraciòn de Jesùs en el Evangelio de Juan, el capìtulo 17 versìculo 23 èl rogaba diciendo: "Yo en ellos, y tù en mì, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tù me enviaste, y que los has amado a ellos como tambièn a mì me has amado."

La armonìa que tenìan los primeros cristianos los llevaba a la acciòn. No se quedaban en sus casas mirando un buen programa de televisiòn, no ponìan primero el ir de pesca o al shopping en un tour de compras antes que estar con los hermanos en el culto, se juntaban, oraban juntos, tenìan un mismo sentir.

Hoy que se habla tanto de Avivamiento y que tanto lo necesitamos recuperemos la humildad de reconocer que nos necesitamos unos a otros, seamos capaces de renunciar a tantas cosas en las que malgastamos el corto tiempo que Dios nos da, dejemos de lado las barreras religiosas y de orgullo que nos separa de Dios y de nuestro hermano y trabajemos por la unidad en unanimidad, armonìa y estando juntos.

Entonces caerà sobre nosotros el Avivamiento que tanto necesitamos y un nuevo derramamiento del Espìritu Santo donde el mundo tendrà que creer en un sòlo Dios creador del Universo y que enviò a su ùnico Hijo Jesucristo, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Esteban Blanco

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