Jesús de los fracasados, acuérdate de mi

Meditando en este tiempo acerca de nuestra profesión (servir a Cristo en el cumplimiento de la Gran Comisión), en el marco de una gran soledad, ("silencio de radio"), me hizo mucho bien leer el libro de Max Lucado, "Con razón lo llaman el Salvador".

Con mi esposa, que hace aproximadamente 5 años no duerme por las noches una semana seguida y bien, (vean si quieren el blog que le hacemos a nuestra hijita quien descansa en este momento horizontal sobre mis piernas: http://jemimavictoria.blogspot.com). Con mi esposa decía, hace 7 años trabajamos, (el Señor lo sabe) predicando y discipulando para levantar una congregación "de cero".

Los resultados, humanamente hablando, no son muy alentadores, desde una perspectiva de "iglecrecimiento", de "multiplicación", "visión celular", las súperiglesias y tantas teorías y cosas que se pueden aplicar en Cali pero no en Esquel, o en Esquel pero no en Jujuy. No vamos a hacer números, no sea que caigamos en el mismo pecado de David, pero como decía antes, no nos animamos a calificarnos como dicen por ahí, por ejemplo: "pastorea una floreciente congregación", o "es líder de una creciente congregación".

Aclaro -por si acaso- y no "por las dudas" (fuera toda duda!) no critico ni envidio ni cuestiono las diversas visiones y tamaños de iglesias. Hoy en el siglo 21 también se cumple la Palabra donde los últimos serán los primeros y los que no pintaban ni para porteros van a ir al frente llevando la Palabra hasta lo último de la tierra.

Y quiero llegar al punto donde aún en mi enojo con El. Sí, leyó bien, enojo con Dios. ¿Acaso Ud. nunca se enojó con Dios? Jonás, Elías, Moisés, hombres sujetos a pasiones como nosotros, pero que fueron tremendos instrumentos en las manos de Dios, en ocasiones se enojaron bien fuerte con el Señor. Confieso que me he enojado y Dios quiera que no, pero posiblemente, en mi peregrinar otra vez me enojaré, (no pongo las manos en el fuego por decir lo contrario de mí).

Decía, en mi enojo con El, me aquieto al pensar: Si hacemos un balance, está todo bien con Jesús, pero... en su aflicción pre-crucifixión, aún antes que las hordas ignorantes lo agarren (corresponde ese término y no "detención") para hacer lo indecible con Él, en ese momento tremendo de lucha espiritual, sus discípulos se durmieron.

Después el único valiente (aunque haya sido en la carne fue valiente) que sacó una espada, fue Pedro. Pero al rato tanto Pedro como Juan, el discípulo amado, Mateo, y todos los apóstoles, salieron corriendo como rata por tirante (como lo hubiésemos hecho nosotros), dejando solo al Maestro.

Pero faltaba lo peor. A Jesús lo entregó Judas. Muchos -posiblemente- de aquellos que se hartaron comiendo de sus peces y panes multiplicados fueron los mismos que blandiendo el puño cerrado gritaban:"¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!" Algunos otros que en un momento de emoción cortaron hojas de palma para que Jesús pasara sobre ellas, ahora lo escupían y lo insultaban.

El resto, los 11 hombres que más que nadie en la Historia estuvieron cerca del Hijo de Dios, lo dejaron solo. S-o-l-o. Al fin y al cabo eran hombres de carne y hueso como Ud. como yo. Llenos de debilidades, vulnerables, acomodaticios, interesados, carnales... los podemos justificar, los debemos perdonar y no criticar.

¿Se acuerdan lo que dijo Jesús ya en la cruz? "Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?" El Padre que abandonó a su Hijo. Si la Biblia no miente, (y no miente), Dios abandonó a Jesús cuando éste estaba en la cruz. Dios también lo dejó solo.

Varón de dolores, experimentado en quebranto. ¡Qué lomo tenía Jesús! Perdón si alguien se ofende, lo digo con admiración y respeto, lo expreso de otra forma: ¡Qué aguante!

Pero desde cierto punto de vista, todo fue un fracaso.

Y los discípulos a quienes bien representaba el elocuente Pedro (si es necesario poner la vida por ti lo haremos) también unos fracasados, cobardes abandonando a su Maestro, a Jesús, cayeron en depresión, se fueron a pescar, anduvieron por ahí...quemaron sus biblias.

Pero qué obra tremenda, incomprensible, crucial, e incalificable (al menos yo no encuentro las palabras...) hizo el Espíritu Santo, al transformar a estos hombres fracasados, en aquellos victoriosos que llevaron el Evangelio por todo el mundo conocido, y que coronaron sus "ministerios" (sin prensa) con el éxito de ver rodar sus cabezas sangrantes por el piso, o verse los pies clavados pero mirando para arriba, terminando muchos de ellos, justamente... como su Maestro...

Si este Jesús de los fracasados puso sus ojos en mí, dichoso y bienaventurado soy. Debo continuar aunque sea arrastrándome, y si por esas cosas que por acá abajo no se entenderían, no llego a alcanzar la meta, poder decirle mirando sus ojos: "Señor, al menos lo intenté..."

Sí Señor, ayúdame a ser como tú. Perdóname por quejarme que me hayan dejado solo en este momento de prueba que no es nada comparado con lo tuyo. Perdónanos porque no sabemos lo que hacemos cuando predicamos el Amor pero no lo ejercitamos con aquellos que no piensan como nosotros, o que no se ajustan a las normas y rompen el status quo.

Jesucristo, necesito ser como tú.

(Jemima mi hijita "especial", sigue durmiendo sobre mis piernas, respira bien y descansa a pesar de su infección en el oído...)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Estimado señor:
Teniendo en cuenta su profesión me gustaría invitarle a que visitase mi blog y diera su opinión acerca de mi último artículo; La Biblioteca Insular de Gran Canaria. Expongo ahí una serie de problemáticas y me agradaría que usted me diese su opinión profesional.
Atentamente. Néstor Hernández.

www.molestoluegoexisto.blogspot.com

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