La Palabra quiere algo más que tu mente
Dios nos ha dado la
Palabra encarnada en Jesucristo, el Evangelio de Juan lo declara, (Jn. 1.1): En el principio era el Verbo, y el Verbo era
con Dios, y el Verbo era Dios.
Tenemos también la
Palabra escrita y reunida en la Biblia, que consideramos Palabra de Dios,
Palabra inspirada por el Espíritu Santo, que movió, que inspiró y llevó a los
hombres de Dios a escribirla y hacerla, (ponerla por obra).
2Ti 3:16-17
dice: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y
útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a
fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda
buena obra.
Así que cuando nos
encontramos con Cristo nos encontramos con su Palabra, y cuando vamos a su
Palabra nos encontramos con Cristo.
Dios hizo todas las
cosas con su Palabra. (Heb 11:3) Por la fe entendemos
haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que
se ve fue hecho de lo que no se veía.
El poder de la
Palabra de Dios no tiene resistencia que lo pueda vencer en ningún lugar del
Universo, pero si alguno me dice en el Infierno, yo le respondo que ahí también
se cumple la Palabra de Dios.
Me preocupa la ligereza que
tenemos en proclamar la palabra en la predicación, en las oraciones y la
distancia que algunas veces hay, que
separa la palabra, el concepto, de la acción.
La Palabra es inspirada por
Dios: enseña, reprende, corrige lo que
está torcido, lo que está fuera de la voluntad de Dios, fuera del diseño de
Dios, e instruye en la justicia, en lo que es justo, en lo que corresponde, en
lo que agrada a Dios, con el fin que el hombre y la mujer de Dios estén
enteramente capacitados para toda buena obra.
Esto quiere decir que Dios
nos dio la Biblia para nuestra transformación, no solamente para nuestra
información. Hay contenido y aplicación práctica constantemente a lo largo de
la Palabra:
Vete
y no peques más;
Ve
y hazlo;
El
que tiene oídos, oiga;
Vende
todo lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme;
Si
en algo he defraudado lo devolveré cuadruplicado….
Primero conocemos, luego lo
hacemos. Si conocemos y no hacemos, es que no sabemos.
El apóstol Santiago
afirma: (Stg 1:21-22) Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia,
recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras
almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores,
engañándoos a vosotros mismos.
El conocimiento de la
Biblia, nos lleva a conocer a Dios. Tal conocimiento nos debe llevar a la
obediencia, por eso debemos someter todo pensamiento nuestro a la mente de
Cristo.
La obediencia
frecuentemente no es fácil, pero vale la pena, y todo lo podemos en Cristo que
nos fortalece.
Dios no nos hizo
cobardes nos, hizo abundar en amor, nos
ha dado espíritu de poder y de dominio propio.
Lo que es imposible
para el hombre en Dios es posible, Dios lo hace posible.
Si la Palabra de Dios
es lámpara a mis pies, entonces conocer la Palabra debe impulsar mis pies para
caminar en obediencia, no preocuparme tanto por los temas o pasajes de la
Biblia difíciles de entender sino ocuparme de aquellos que sí entiendo y ellos
me alumbrarán.
Se trata de una lámpara viviente, tiene vida propia, no nos obedecerá ella a nosotros, no la manejaremos a nuestro antojo, ella nos lleva, nos traza el camino, el derrotero.
La lectura de la
Biblia no debe ser sólo un ejercicio intelectual, la Palabra de Dios debe
penetrar por cada poro de mi ser, filtrarse, llenar todos los rincones,
cambiarme, transformarme, ya no puedo ser la misma persona que antes, ni
siquiera la misma persona que fui ayer, debo permitir que el Poder de Dios, que
su Amor me penetre, me llene, me revolucione, me transforme y me haga a la
imagen de Cristo.
Este mundo necesita
hombres y mujeres íntegros, que vivan en santidad, no tan sólo que lo digan y lo proclamen,
nosotros estamos llamados para eso, pero no podremos cambiar el mundo si
nosotros no cambiamos primero.
Decile basta a los
pensamientos negativos, basta a la mentira, basta a la religiosidad, basta al
orgullo, basta al materialismo, basta a los hábitos malos, basta a los vicios
que destruyen el alma y el cuerpo, ¡Basta al pecado en una palabra!
Hacedor de la
Palabra, no tan solo oidor.
Obediente a la
Palabra
Conociendo a Dios,
siendo transformado
Conocimiento y acción
Contenido y
aplicación
2Ti 2:15 Procura
con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
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