Jesús perdona a una prostituta. Lucas 7:36-50 Acá hay dos tipos de “cristianos”. Uno representado por Simón. Quiere estar cerca de Jesús porque tiene cierta curiosidad, entonces lo invita a comer. Pero Simón no sigue la costumbre judía de lavar los pies del invitado y de ungir su cabeza con aceite, de darle la bienvenida con un abrazo y un beso. Tan sólo que venga y que se siente a comer y hasta en cierta forma es como que busca salir en los diarios con un titular mas o menos así: “Jesús estuvo comiendo en casa de Simón.” Otro tipo de cristiano de los que parece haber pocos, representado por esta mujer pecadora. Ella irrumpe en la escena trayendo un frasco de perfume y quebrantada, llorando, comienza a ungir los pies de Jesús con este perfume y a regarlos con sus lágrimas, comienza a enjugar con sus cabellos los pies de Jesús, besa los pies de Jesús, es una escena conmovedora, que se sale de lo común y corriente. Simón juzga a Jesús en su corazón, sin llegar a exteriorizar su pensamie...